1997

La Buena Vida – Soidemersol (1997)

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soidemersolTercer disco de la banda donostiarra, aunque desde mi punto de vista es el disco donde encontraron la madurez y marcó de manera definitiva su sonido, integrado en el que se llamaba entonces Donosti Sound, que integraban con Daily Planet o Le Mans. Como siempre, el disco fue publicado por el sello madrileño Siesta records, que se caracterizaba por ese pop dulce y sosegado.

La voz de Irantzu Valencia sonaba en este trabajo un poco más grave y susurrante que en sus predecesores y sus canciones dejaron de lado su inocencia y algo ñoño por un pop más de salón, con unos muy logrados arreglos de cuerda que le daban a las canciones un notable poso a añejo y a nostalgia, sobre todo sabe a nostalgia.

«Buenas cosas mal dispuestas» es un tema de apertura realmente fantástico, dulce, arrebatador, delicado, ensoñador, y tierno, repleta de emociones que se mantendrán a lo largo del disco. En esta línea también están «¡Adiós muchachos!», «Caminito del cielo», «Verano», donde combinan con maestría la nostalgia con la luminosidad, ese pop de cámara absolutamente arrebotador que toca el cielo con «Desde hoy en adelante».

Jesus Ordovás lo tenía claro en los meses en los que pinchaba Soidemersol, comentaba entonces que se trataba de un disco para escuchar tomando un zumo de naranja los domingos por la manana decia, y realmente no le faltaba razon. Es una pequeña gran joya del pop nacional de la última decada, que a medida que envejece se sigue haciendo más grande y más maduro.

Gork’s Zygotic Mynci – Barafundle (1997)

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Gorkys-barafundleUno de los grandes trabajos de la banda galesa lideara por Euros Childs, donde reina -como era costumbre en ellos- la imaginación, la libertad creativa, la fusión de estilos y la originalidad. En aquel momento escuchar un trabajo de Gorky’s era abrir las ventanas para que entrase una buena corriente de aire fresco y se cayeran etiquetas y poses artificiales. Eran así y lo mostraban de forma auténtica, honesta y sin pretensiones. Siempre alabados por la crítica, nunca llegaron a gozar de gran calado en el público, lamentablemente.

En este caso juntaron 16 canciones, casi todas ya en inglés, en el que viajan del pop más clásico, al folk, a la música medieval incluso, y acercamientos al country (en el que se centrarían más adelante, en The blue trees, por ejemplo). Mantienen sus personalísimos coros y la voz siempre cálida de Euros que te invita a subirte en su viaje psicodélico, lleno de flautas, violines, trompetas y sintetizadores.

Aunque el inicio del disco parece indicar que estamos ante un disco de rock con toques psicodélicos, pronto se va volviendo más lento, introspectivo, sereno. Canciones como «Sometimes the father is the son», «Heywoodlane», «Starmoonsun», «Hwyl Fawr I Pawb», «Better rooms…», o el interludio «Cursed, Coined And Crucified» se buenos ejemplos de lo mucho y muy bueno que encierra esta playa galesa convertida en disco: «Barafundle».

Belle and Sebastian – Lazy Line Painter Jane (1997)

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Recuerdo las sensaciones que tuve cuando descubrí este EP de Belle and Sebastian. Desde la portada (muy Smiths) y el libreto que lo acompaña hasta la última de sus canciones. Todo conducía hacia un universo paralelo donde reinaba la melodía y las harmonías vocales; un universo pop de colores y emociones. Era Lazy Line Painter Jane, o lo que es lo mismo, síntesis de lo que representaba el grupo de Glasgow a finales de los 90.

Su tema de apertura y que le da título al disco, contando con la colaboración de Monica Queen, es una de esas canciones cristalinas absolutamente pop que se va animando a medida que avanza el tema hasta inundarlo todo.

Cambiando rápido de registtro llega una de las cannciones lentas más preciosistas que han compuesto hasta la fecha «You made me forget my dreams», con un sintetizador final como contrapunto que desconcierta al principio, pero que rompe abosutamente.

A continuación aterriza «A century of Elvis», donde sobre una base de guitarras cristalinas, teclados y violín, van relatando un texto con el único apoyo de algunos coros. Poco después reaprovecharían la estructura para grabar «A century of fakers», donde Stuart Murdoch se encargaría de tomar la voz cantante.

Y cierra el disco «Photo Jenny», un gran medio tiempo con un sonido de guitarra melancólico deslizándose bajo la voz de Stuart Murdoch.

Después vendrían muchos más ep, lp, singles… pero la frescura, inocencia y sentimiento pop que guardaban estos primeros trabajos, es algo que lo hacen especiales y únicos.

Corcobado y Manta Ray – Diminuto Cielo (1997)

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Después de la colaboración entre Javier Corcobado y Manta Ray para el disco «Canciones del cine español (1896 – 1986)» publicado con motivo del Festival de Cine de Gijón, ambos quedaron tan satisfechos con la conexión entre ambos y el resultado final del tema «El crack» (tema central de la película homónima), así que se metieron en un albergue de Picos de Europa para componer este «Diminuto cielo».

No hay dudas a la hora de identificar la aportación de cada una de las partes a este  trabajo, aunque por momentos el primero puede eclipsar a los segundos. Las letras son inequívocamente marca de Corcobado, mientras en la parte hay mucho de los Manta Ray de «Manta Ray» o «La última historia de seducción» tamizado por la fuerte personalidad de Javier. Son 11 temas en los que la muerte, el sexo, el amor y el odio están más que presentes, con apenas respiro a lo largo del disco inundándolo con una atmósfera opresiva por momentos (salvo en «Hoy no existo»,  «Luna» o «Gitanita», por ejemplo).  Sin embargo, y fruto de las contradicciones que despierta el disco, se transmiten deseos oníricos a través de sus juegos sonoros. Por último, y quizás como guiño a la pasión que tienen por las bandas sonoras (algo que Manta Ray plasmaría más tarde en el experimento «Score») cierra con su versión de «Getsemaní» de Jesucristo Superestar.

A pesar del contar con el apoyo -entre muchos otros- de Jesús Ordovás pinchandolo en su mítico DiarioPop (recuerdo sobre todo «Gitanita»), esta obra ha pasado bastante desapercibida…

Blur – Blur (1997)

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Problablemente se trata de uno de los mejores discos de la banda de Damon Albarn en toda su trayectoria. Quizás, además de por las propias cualidades que presenta este «Blur», porque se trata de un disco que apareció después de su «The great escape», hito en la época de máxima efervescencia del movimiento britpop que lideraban Blur Oasis, The Charlatans, etc. Por eso le doy parte de su mérito, porque atraverse con los giros que dieron a su música a lo largo de sus catorce canciones, la creatividad que plasmaron y sus ganas de reinvención y espíritu de riesgo me sorprendieron mucho y gratamente.
Con este disco se alejaron definitivamente de un sonido hasta cierto punto manido y previsible, apostando por la distorsion, las bases, los samplers y otras estrucuras para hacer esta joya caleidoscopica, más cerca de Pavement o Sonic Youth. Si en todos los grupos con una trayectoria sólida puede haber un «Revolver» (The Beatles), éste podría ser «Blur».
Abrimos el disco con el single «Beetlebum» accesible, de medio tiempo pero con un final que da ese punto de distorsión que ya aventuraban otros derroteros, pasando a la aceleracion de «Chinese bombs», y las impresionantes «I’m just a killer for your love» cantada por Graham Coxon, «Death of a party», o el poema musicado del propio Damon Albarn»Essex dogs» (¿su «Tomorrow never knows», quizás?), que deberian estar en cualquier recopilacion de Blur que se precie…

Nacho Vegas – Verdá o consecuencia (1997)

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Se trata del primer disco en solitario de Nacho Vegas, cuando todavía formaba parte de Manta Ray. Se trataba de poner la música a un capítulo de una serie de la televisión asturiana, dirigido por el escritor y director Ramón Lluis Bande, amigo de Nacho con quien compondría Diariu y Diariu II.

El disco es un paisaje instrumental de 9 canciones muy breves (más una anécdota a modo de  hide track), casi a modo de haikus sonoros, en el que destaca (y por esa canción lo rescato) «Señardá», canción realmente hermosa en el que Nacho comienza a cantar (ya no sólo a recitar o a deslizarse sobre la música) y nos brinda una de las mejores canciones que ha compuesto, y en el que los arreglos de viento acompañan a las mil maravillas a la guitarra.

Nunca he llegado a escuchar esta canción en directo, algo que es una verdadera lástima, y francamente no tengo ya ninguna esperanza de llegar a verlo, por lo que únicamente queda su disco para poder emocionarse con ella.

Pero sin embargo, y gracias fundamentalmente a internet, este disco ha ido ganando en repercusión a lo largo del tiempo, lo que es una suerte para todos aquellos que no han tenido la suerte de descubrirlo en su momento.

Chucho – 78 (1997)

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Puesta de largo de Fernando Alfaro (Surfin’ Bichos) para lanzar su nueva aventura, después de la publicación de un ep «Chucho» (1995), junto con Javier Fernández y Juan Carlos Rodríguez. Se trata de un disco oscuro y doloroso, que representa el estado de ánimo de Fernando tras los problemas en la disolución de Surfin’ Bichos y, sobre todo, de la muerte de su padre. No hay apenas espacio para la luz y la vida (algo que inundaría su posterior «Tejido de felicidad» (1999).

Es un disco potente, con guitarras afiladas y bases electrónicas, que abre de manera magistral «Sal» (buen riff de guitarra), y que continúa manteniendo un gran nivel con «Pegado a tus pies», «El detonador EMX-3» (que aparecería después en la película Abre los ojos) y «Un ángel turbio».

Son canciones bien cuidadas, elegantes y limpias. Las letras de Fernando son un tanto crípticas, con abundantes referencias a la religión, pasajes cotidianos y juegos de palabras.

También destacaría «El ángel inseminador» (muy potente, sobre todo en sus directos) y «Cerca del animal» en la que juega con los cambios de ritmo en sus más de 6 minutos de duración.

No puedo dejar de recordar, mientras sigo disfrutando de este disco, de su concierto de presentación en La Iguana ante unas 50 personas que estábamos allí congregados alucinando con el crudo directo que nos ofreció aquel jueves. Una maravilla imborrable.

Bertrand Betsch – La soupe à la grimace (1997)

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En 1997 se publicaba el primer discos de uno de los jóvenes valores de la nouvelle chanson françcaise del sello Lithium Records, en el que también se integraba Diabologum, Françoiz Breut, o Dominique A, entre otros.

Con una voz áspera y rásgada, escasos arreglos -la aportación de una caja de ritmos en algunos de sus temas incluso llega a romper la tonalidad gris del disco-, y el acompañamiento de su guitarra acústica y el piano es capaz de pintar unas canciones con múltiples tonalidades, desde la nostalgia de un tiempo que no volverá, la desesperanza o la soledad («Colère», «Pour un seul moment d’absence», «La revanche du manchot») hasta los primeros retazos de una primavera que se aproxima («A l’ouverture des miroirs», «Passer sous le métro», «Quand on se frôle»).

Poco después vendrían sus problemas con las cuerdas vocales, su pérdida de voz, sus operaciones….. que afortunadamente quedaron atrás y en la actualidad sigue componiendo y publicando nuevos discos, aunque no pueden tener la frescura y encanto de este primer disco.