Mes: julio 2012

Cecilia Ann – Un segundo (1998)

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Primer disco de un grupo de Granada formado en 1993 y liderado por Arturo García y Estrella Román, que después de un par de singles («Y tú que haces» y «Si no lo ves») y un ep («Nidea»), tuvieron la oportunidad de lanzar su primer largo a través de Elephant Records, producido por Ken Stringfellow. El nombre viene de la famosa canción de los Pixies.

Disco que contiene un buen puñado de singles de pop cristalino con buenas melodías, y sobre todo con la frescura, inocencia y pasión que suelen tener esos primeros trabajos que se hacen cuando se cree en ellos.

Canciones como «Azul», «Gris», «Si no lo ves», o «Por casualidad» sonaban sin cesar en el Diario Pop de Jesús Ordovás, y que les llevaron a patear las carreteras solos o junto a los recién formados (y desconocidos) La Habitación Roja.

BSO – We bought a zoo (Un lugar para soñar) (2011)

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Una película de Cameron Crowe casi siempre te ofrece, por definición, una banda sonora cuando menos interesante. Ocurrió con Vanilla Sky, ocurrió con Elizabethtown y por supuesto ocurrió con Almost Famous. Aquí vuelve a dar en el clavo con una banda sonora compuesta por Jónsi y que es capaz de elevar una película evitable y olvidable a un precioso trabajo más allá de Sigur Rós.

Coqueteando con la indietrónica (a trabajos de múm, Styrofoam, o los Lali Puna más tranquilos), y sin perder su esencia (lo que indica coherencia e irrenunciabilidad a su propio ser), inunda de magia los momentos más intensos, entrañables y emocionantes (todo esto con muchas comillas porque la película no da para mucho) de esta historia protagonizada por Matt Damon.

El trabajo es eminentemente instrumental, aunque también participa cantando en «Why not?», «Sinking Friendships», «Snaerisendar», o «Gathering stories».

Sobresalientes me parecen la intimista «We bought a zoo»,  la grandiosa «Hoppipolla» (publicada por Sigur Rós en Takk), la críptica «Sink ships», o la efectiva «Go do».

Un recomendable disco de acompañamiento.

Pulp – This is hardcore (1998)

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La banda liderada por Jarvis Cocker necesitó más de tres años en lanzar un disco tras su mítico y celebrado «Different Class», que contenía todos esos himnos que forman parte de la memoria colectiva. Dar continuidad a una obra como esa daba vértigo, y quizás por eso este «This is hardcore» me parece tan recomendable.

Manteniendo ese sonido majestuoso y hasta cierto punto «épico» (como en «The fear»), suenan un poco más sencillos y con un punto menos de ese sonido de estadio que tanto tenía su anterior trabajo. Por supuesto, ya no queda nada del sonido disco de los 80 del «His & Hers» o de «Intro», ni -claro está- tampoco hay rastro de su primera etapa.

Quizás sobresale de este disco su canciones relajadas y sencillas, como «Dishes», «TV movie», «A little soul», o ese «Sylvia» (con una estructura que me recuerda a «Bar Italia»). Y por supuesto, contiene el «This is hardcore» que me sigue entusiasmando después de tantos años, deslizándose entre los dedos durante sus más de 6 minutos de excelencia pop.

Un muy buen disco que contiene grandes temas con un buen puñado de letras, como nos tenían acostumbrados. Sin embargo, siempre será un trabajo que estará bajo la sombra de un mito que le impedirá relucir como se merece.

 

Stacey Earle and Mark Stuart – S&M Communion Bread (2005)

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Aunque ambos comenzaron su carrera en solitario, la unión sentimental entre ambos provocó que desde 2003 realicen interminables giras que tiene hoy continuidad gracias a la presentación de su nuevo disco «Dedication», aunque de momento sólo en Estados Unidos.

Mark Stuart ya tenía una solida trayectoria dentro del Country y Stacey Earle, aunque de carrera más corta, contaba con el aval de ser hermana del gran Steve Earle, persona más que reconocida en este estilo.

En 2005 sacaron a la venta este «S&M Communion Bread», que tuvimos la fortuna de verlos en directo incluso en Vigo, donde realizaron otra actuación memorable en La Iguana (escuchar de nuevo «The Old Gospel Ship» me devuelve al cierre del concierto cantando a capella entre la gente y subiendo las escaleras hasta la puerta de la sala, para poder dar las gracias a todos los que allí estábamos).

Al margen del disco, que tiene algunas de las canciones más redondas que hayan grabado hasta ahora -juntos o separados- (escuchar «The Old Watch» (triste triste historia), «I don’t want to have to run», o «Town square» ya serían más que suficiente para tenerlos en cuenta), los conciertos realmente enganchan al conectar con el público con su naturalidad, cercanía y sobre todo pasión, entrega e ilusión por lo que hacen, la ternura y alegría que desprenden ambos en todo momento. Y es que a veces solamente es necesario un par de guitarras y un par de personas que viven para ese momento.

Mickey 3D – Matador (2005)

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Se trata del cuarto disco de este grupo de Montbrison liderado por Mickaël Furnon y, desde mi punto de vista, el más rico de su trayectoria.

Sin perder el desenfado, el buen humor y el sarcasmo que siempre han desprendido, han armado un disco repleto de buenas canciones, un collage sonoro en el que pueden adentrarse en diferentes estilos. Desde luego no se trata del típico disco de chanson francesa…

Pueden relacionarse, con los matices que esto siempre conlleva, con grupos como Kaolin, Tue-Loup, Luke, Indochine (para quienes Mickaël escribió el himno «J’ai demandé à la lune») o incluso Deportivo.

En las 13 canciones (más una última a modo de epílogo), se integran tiempos medios como «Rodeo», guitarras y tiempos más acelerados como en «Compte pas sur moi», y mis favoritas «Quand on avait 7 ou 8 ans», «La mort du peuple» o «Réveille toi», donde muestran bases electrónicas de las que hacen uso con más intensidad en «La chasse à la vipère» o «La tube de l’été.

David Fonseca – Between Waves (2009)

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Difícil lo tenía David Fonseca para no decepcionar tras su aclamado «Dreams in colours» y su cada vez más masiva legión de fans. Y desde luego, no solamente ha mantenido el nivel con dignidad sino que incluso ha superado con creces las expectativas, y es que este «Between Waves» es un disco realmente asombroso, se mire desde donde se mire.

A nivel de composiciones, de harmonías, melodías, sonido…. es simplemente espectacular. Es cierto que no tiene los hits de su predecesor (es algo casi imposible, por otro lado), pero mantiene un nivel elevado a lo largo de todo el disco. Desde el medio tiempo de «(Baby) All i ever wanted» hasta la optimista y alegre «This one’s so different» (muy aseada y arreglada).  Desde luego no faltan nuevos clásicos que se han vuelto obligadas en sus (realmente únicos) conciertos, como «A cry 4 love», «Owner of her heart» o «Walk away when you’re winning». Y también se encuentra la hermosa «U know who i am», una balada pop perfecta. David en este disco se ha ocupado de la composición y ejecución de todos los temas en su integridad, lo que dice mucho de su capacidad musical.

David Fonseca desde luego es un personaje atípico, y en este trabajo lo potenció de forma importante. La diversidad de formatos a la hora de sacar su disco (cd, cd limitado, caja coleccionista, dvd extra con versiones alternativas…), la gira (con una puesta en esencia de visión obligatoria) en la que se reinventaba y nos dejaba atónicos, como en la Caracol, incluido una sesión dj con una versión the «This raging light» alucinante, la comunidad virtual Amazing Cats regalando el concierto de este disco en el Coliseu de Porto o el single «A cry 4 love»…. realmente es un ejemplo de cómo abrazarse a los nuevos tiempos y ofrecer algo nuevo.

Eli Young Band – Life at best (2011)

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Una referencia casi habitual en las listas de lo mejor del año de la americana music, dentro del country rock… se trata de un viaje sonoro por solitarias carreteras interminables bajo un sol de justicia mientras tratas de emular los viajes de costa a costa de Kerouac.

El disco se centra en una serie de singles inmediatos y exportables, con la voz de Mike Eli muy country y con buenas armonías vocales, como ocurre en el megahit «Crazy girl»,  o también en la balada «Say goodnight» (preciosa canción para el último baile en un pub de carretera), la canción de apertura «Even if it breaks your heart», la vibrante «Skeletons» o el medio tiempo de «The fight».

Se trata de un disco más que accesible y cercano, que te permite acercarte a un estilo a veces rodeado de tanto prejuicio pero que te deja buen sabor de boca.

Camera Obscura – Underachievers Please Try Harder (2003)

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En un momento en el que Belle and Sebastian publicaban «Dear Catastrophe Waitress» y rompían ligeramente con el pop cristalino, dulce y bien arreglado que habían hecho hasta la fecha, Camera Obscura se descubren en este segundo disco con un más que digno miembro de esa corte británica defensora del pop dulce y desenfadado, y con una imagen britpop, pero manteniendo en todo momento la distancia -eso sí- del sonido más ñoño y adolescente.

Los 11 temas que forman este trabajo son el viernes perfecto, un día soleado y fresco en el que todo puede salir bien. Se encuentran momentos de sosiego («Suspended from class», Teenager»), de alegría («Keep it clean», «Let me go home»), de nostalgia («Your picture», «Lunar sea») e incluso de fiesta («Number one song»). El juego chico-chica en las voces está más que compensado y equilibrado, dándole dinamismo y riqueza al conjunto, los coros son efectivos y adornan unas melodías ya en sí mismas eficaces, y los arreglos son sutiles con una importante presencia del órgano casi omnipresente.

Un disco para mover los pies y la cabeza.

Red House Painters – Old Ramon (2001)

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Gran despedida para un gran grupo. Quizás uno de los discos más «luminosos» (siempre serán Red House Painters, con la voz de Mark Kozelek que siempre sonará a medio gas y con tiempos medios que inundarán el disco). Este disco es como una película francesa en la que el desarrollo es agradable y sosegado, sin que apenas haya nada que te pueda distraer, que te va envloviendo sin estridencias, pero que al final te deja un gran sabor de boca y que invita a acompañarte durante mucho tiempo.

El comienzo del disco me parece de lo más logrado de su carrera (y no es fácil, teniendo trabajos en los que habrían «Cabezón», «Grace Cathedral Park» o «»Have you forgotten»), con una Wop-a-din-din (dedicada al gato de Mark), Byrd Joel (magnífica y radiante, que por poco habitual aún la hace más vibrante), para pasar al largo desarrollo de «Void» (que te mece como una canción de cuna). Después vendrían «Michigan» o la emocionante «Smokey» (todavía recuerdo la versión ofrecida en el FIB2001, en un concierto inolvidable con un calor axfisiante), uno de los momentos cumbre del disco.

The Resonars – Nonetheless Blue (2007)

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Uno de los primeros descubrimientos que hice en la necesaria tienda de discos Escridiscos. Siempre me ha gustado visitar ese tipo de tiendas de música pequeñas en las que podías ir sin ninguna idea y que, ya fuera por la música que sonaba, por la conversación con el dueño, por alguna recomendación o simplemente por una portada llamativa te ibas con un par de discos debajo del brazo. Este es el caso de cómo llegué a The Resonars y a este Nonetheless Blue.

Este disco me suena a powerpop un poco garagero (sin que haya tenido tradicionalmente una intensa relación con este género), que me recuerda a los Byrds en su etapa más psicodélica, a The Hollies, o más cercanos The Cynics.

Canciones cortas a modo de impactos sonoros vibrantes y contundentes a varias voces, guitarras un poco sucias y buenas armonías vocales. Algunas de las canciones del disco ya se han incorporado a mi banda sonora particular, como «Places you have been» (perfecta, simplemente), «Whatever you want» (con un sonido de guitarra que parece el mismo Roger McGuinn rescatado de los 60), o «Every other day» (buen tiempo medio para calmar los ánimos).