Death cab for cutie

Death Cab For Cutie – Transatlanticism (2003)

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Se trata del GRAN disco de la banda de Washington liderada por Ben Gibbard. Si bien hasta la fecha se trataba de un grupo con un buen puñado de canciones que cabalgaban en el indie-rock americano, con buenos estribillos y guitarras algo sucias y con destellos de que podrían llegar más lejos, en este «Transatlanticism» realmente lo hicieron, alcanzando la cima de la creatividad y riqueza emocional.

El disco comienza con toda una declaración de intenciones, con «The new year» jugando con los cambios de ritmo y con un Ben Gibbard pletórico, adquiriendo un papel principal sin  regateos. Un puñetazo en la mesa que ya nos noquea e hipnotiza desde el principio. Sin embargo, a continuación llega el remanso de «Lightness», donde todo se vuelve paz, sosiego y nostalgia, con unas guitarras cristalinas y un sonido de lo más limpio. Después llegará el single «Expo ’86» que nos recuerda a los DCFC que ya conocíamos y la única canción -desde mi punto de vista- prescindible y que desentona con el alto nivel del disco: «The sound of settling».

La segunda parte del álbum es sublime. El tema central «Transatlanticism» es simplemente maravillosa, con un piano (que adquiriría mayor protagonismo en «Plans») y unos arreglos que te llevan a otro nivel emocional (8 minutos memorables) en el que el estribillo se te queda grabado en el cerebro a fuego, la dulce «Passenger seat» donde el tiempo parece detenerse, la brillantez que se puede tocar en «Death of an interior decorator», o el contrapunto enérgico de «We looked like giants» para volver a acurrucarnos en el regazo de la sensibilidad en «A lack of color».

En fin, que se trata un disco repleto de buenos temas, con grandes estribillos, armonías vocales, un sonido limpio y cristalino, y con profundas relecturas que te mantienen enganchado durante una buena temporada.

Death cab for cutie – Plans (2005)

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Después de su aclamado Transatlicism, la banda liderada por Ben Gibbard (tambien embarcado en The Postal Service junto a Jimmy Tamborello, Dntel) firmaba por Atlantic para continuar con su carrera, y había muchas dudas sobre las consecuencias que este cambio podría tener en su musica. El resultado inmediato es Plans, un disco más pop que su precedesor, más inmediato, algo más oscuro y menos eléctrico.
Es un álbum lleno de medios tiempos, donde sobresale la bateria de Jason McGerr, como en «Summer skin» o en «Different names for the same thing» (fabuloso cambio de ritmo, por cierto). Hay una fuerte carga de los teclados a lo largo de sus 11 canciones, como ocurre en «What Sarah Said» o «Brothers on a hotel bed»; quizás estén más cerca de su anterior etapa en la (para mí prescindible) «Crooked teeth», «Soul meets body» (guiño en su sonido a The postal service) o en «Your heart is an empty room (aunque me falta un poco de intensidad y me sobra un poco de U2 en su guitarra). Destacaría, por último, la emoción transmitida por Ben en «Stable song» y en «I will follow you into the dark». Una buena sonora para acompañarte en la carretera.